Es archi conocido el romance entre Juan Román Riquelme y nuestro vituperado Horacio Garpani. Relación amorosa que se renueva en cada emisión de Estudio Fútbol, en la que Pagani hace, permanentemente, una acalorada defensa del enganche xeneize. Por lo visto, Román le cortó el rostro al veterano periodista quien, emulando a un adolescente, continúa idealizando a su musa inspiradora. De otra forma, sería inexplicable que lo defienda a capa y espada y se salga de sí componiendo un ridículo y patético personaje. Y si no me creen, miren el video en el que pide a gritos la presencia de Riquelme en el seleccionado luego de la derrota con Noruega. Llama la atención la seriedad de Palacios, que es el único que mantiene la compostura e intenta argumentar una solución a la situación de jugar sin Riquelme.
Pagani da vergüenza ajena y, de esta forma, da vida a una caricatura lamentable que desata la carcajada de sus colegas (y de todos nosotros). Antes de sacarse, alcanza a decir un inverosímil "seamos buenos, hagamos periodismo y no un programa cómico"... y desbarranca, pasa de largo los pianitos y aterriza en plena banquina.
Pagani da vergüenza ajena y, de esta forma, da vida a una caricatura lamentable que desata la carcajada de sus colegas (y de todos nosotros). Antes de sacarse, alcanza a decir un inverosímil "seamos buenos, hagamos periodismo y no un programa cómico"... y desbarranca, pasa de largo los pianitos y aterriza en plena banquina.
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