jueves, 9 de agosto de 2007

Fernando Niembro: "El chiche de la gente"

Fernando Niembro (foto) nació en el barrio de Caballito hace 62 años. Desde pequeño descubrió su pasión por el deporte, en especial el fútbol y el automovilismo. Si bien de chico era socio de San Lorenzo, él se declara ferviente simpatizante de Nueva Chicago. En cuanto al deporte motor, su corazón late por los chivos (Por los Chevrolet, claro, no por las numerosas publicidades que llenan sus programas y que -vaya paradoja- también cumplen el mismo efecto). Hijo del sindicalista Paulino Niembro, Fernando desde jóven militó en el peronismo, partido en el que aprendió valores esenciales como la humildad, la honestidad y la coherencia. El primero de ellos se evidencia en esta introvertida frase, luego de la publicación de su best seller "Testigo": "Me piden más autógrafos en un mes que a Borges en toda su vida. Seguramente seré olvidado antes que él, pero habré proporcionado miles de veces más felicidad que él a los humildes, Yo soy de los humildes".
Aún pueden oirse los aplausos del General Perón desde el más allá, vitoreando a su hijo pródigo continuador de su doctrina. Pero Fernando es un hombre generoso y, alentado por los muchos Martín Fierro recibidos de APTRA, decidió transmitir sus virtudes profesionales a las futuras generaciones. Para ello, fundó junto a su colega y amigo Marcelo Araujo (foto 2), la Escuela Superior de Ciencias Deportivas. Inspirados por las jugadas de laboratorio pergeñadas por Osvaldo Zubeldía en los años ´60, le dieron rigor científico al deporte. En la página digital del establecimiento educativo, sintetizan en una muy elaborada frase los numerosos conocimientos que adquirirán los alumnos en sus tres años de estudio: "Hoy la mayoría de nuestros egresados se encuentran trabajando en medios periodísticos de todo el país". Entre los numerosos profesionales surgidos en ese templo, podemos citar a: Martín Liberman, Germán Paolosky, Fernando Carlos y Juan Carlos Pasman, que, a su debido tiempo, tendrán un merecido homenaje en este blog. Una de las materias más exigentes del curso consiste en el armado del nudo de la corbata, al estilo "corashón", (ver foto 3) asignatura en la que Martín Liberman resultó un alumno sobresaliente. Este mérito fue reconocido por los directores de la escuela quienes renombraron la cátedra de esa materia en su honor.
Sin embargo, Fernando no sólo ejerce la docencia, sino que continúa brillando en los medios de comunicación. En ellos se ocupa de analizar detalladamente la actualidad deportiva, ya sea en la radio (De una con Niembro) como en la televisión (La última Palabra). En estos programas, que a veces no son deportivos, conjuga la política con el sindicalismo. En el primero, despotrica contra su staff periodístico -por no estar a su altura-, cuando no formula extensas diatribas políticas porque no hay temas interesantes para desarrollar. En la TV, se reúne con entrenadores desocupados (a los que podría organizar en un sindicato siguiendo la tradición familiar) para debatir con ellos los partidos y entretelones del torneo. Ambos envíos poseen como denominador común la polémica y el lobby, a esta altura una marca registrada de Fernando. Las acaloradas discusiones, que son casi siempre fabricadas e intrascendentes, se desarrollan en el marco de un griterío inconducente con conclusiones desérticas, muy similares a los debates en el Congreso. Este es uno de los segmentos que más rating aportan a sus programas, y Niembro... de algo tiene que vivir. Los programas, por otra parte, son utilizados como vidrieras para promocionar futbolistas en ascenso y directores técnicos caídos en desgracia. Sin embargo, Niembri es una persona desinteresada que jamás cobró comisiones por estas operaciones y menos a los amigos.La línea futbolística de "Don Niembraa" es claramente bilardista, es decir, que lo más importante es la victoria, sin importar los medios necesarios para conseguirla. El subcampeón es despreciable ya que considera que: "Del segundo nadie se acuerda". Para un conspirador esto resultaría paradójico. Teniendo en cuenta que él es comentarista durante los partidos. ¿Qué importaría su opinión de cómo juegan los equipos si lo fundamental es el resultado? Muchos de sus críticos lo sindican como "un gordo veleta que se da vuelta en cualquier momento". Pero nosotros, alejados de esa injuriosa subjetividad, sólo diremos que es un periodista coherente... con el diario del lunes.

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