
Aún pueden oirse los aplausos del General Perón desde el más allá, vitoreando a su hijo pródigo continuador de su doctrina. Pero Fernando es un hombre generoso y, alentado por los muchos Martín Fierro recibidos de APTRA, decidió transmitir sus virtudes profesionales a las futuras generaciones. Para ello, fundó junto a su colega y amigo Marcelo Araujo (foto 2), la Escuela


Sin embargo, Fernando no sólo ejerce la docencia, sino que continúa brillando en los medios de comunicación. En ellos se ocupa de analizar detalladamente la actualidad deportiva, ya sea en la radio (De una con Niembro) como en la televisión (La última Palabra). En estos programas, que a veces no son deportivos, conjuga la política con el sindicalismo. En el primero, despotrica contra su staff periodístico -por no estar a su altura-, cuando no formula extensas diatribas políticas porque no hay temas interesantes para desarrollar. En la TV, se reúne con entrenadores desocupados (a los que podría organizar en un sindicato siguiendo la tradición familiar) para debatir con ellos los partidos y entretelones del torneo. Ambos envíos poseen como denominador común la polémica y el lobby, a esta altura una marca registrada de Fernando. Las acaloradas discusiones, que son casi siempre fabricadas e intrascendentes, se desarrollan en el marco de un griterío inconducente con conclusiones desérticas, muy similares a los debates en el Congreso. Este es uno de los segmentos que más rating aportan a sus programas, y Niembro... de algo tiene que vivir. Los programas, por otra parte, son utilizados como vidrieras para promocionar futbolistas en ascenso y directores técnicos caídos en desgracia. Sin embargo, Niembri es una persona desinteresada que jamás cobró comisiones por estas operaciones y menos a los amigos.La línea futbolística de "Don Niembraa" es claramente bilardista, es decir, que lo más importante es la victoria, sin importar los medios necesarios para conseguirla. El subcampeón es despreciable ya que considera que: "Del segundo nadie se acuerda". Para un conspirador esto resultaría paradójico. Teniendo en cuenta que él es comentarista durante los partidos. ¿Qué importaría su opinión de cómo juegan los equipos si lo fundamental es el resultado? Muchos de sus críticos lo sindican como "un gordo veleta que se da vuelta en cualquier momento". Pero nosotros, alejados de esa injuriosa subjetividad, sólo diremos que es un periodista coherente... con el diario del lunes.
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